Para abordar este tipo de preguntas, John Vagenas se unió recientemente a otros tres líderes del sector —Adrian Beer, director ejecutivo de METS Ignited; Mark Davies, ejecutivo del grupo, seguridad, técnica y proyectos de Rio Tinto; y Dra. Sharna Glover, directora ejecutiva de Imvelo Pty.Ltd— en la Serie 2021 de Liderazgo Intelectual de Aus IMM.
Aquí les presentamos un resumen de las respuestas de John. Aquí puede ver la sesión completa.
P: ¿Qué significa la innovación para usted?
R: En términos generales, la innovación tiene que ver con las nuevas ideas y las nuevas formas de mirar las cosas. A mí me gusta centrarme en la adopción o en el cómo se lleva a cabo la innovación. Desde mi punto de vista, todo se centra en la tecnología, las personas y el proceso. No ocurre nada sin estos tres elementos. La tecnología de por sí, no hace nada. Se necesita de personas y procesos para generar nuevas ideas y, a partir de ahí, se concretan los beneficios de la innovación.
P: Hay muchas buenas ideas por ahí, pero parecen estancarse cuando los «dinosaurios» las aplastan, o aplastan el proceso que da curso a las ideas. ¿Cómo superamos a los «dinosaurios»?
R: Acaba de dar en uno de los temas que me resulta más frustrante. Tiene razón: ya existen muchas tecnologías muy buenas y la mayoría ya están probadas, incluso en nuestro sector. Pero tenemos un problema muy real con respecto a la adopción de la tecnología, en particular dentro del sector australiano de recursos mineros.
Si bien vemos la rápida adopción a nivel mundial, gracias a un liderazgo comprometido y a las personas que quieren que las cosas sucedan, en el caso de Australia hay mucha inercia. Aquí los líderes mantienen el orden establecido y no están dispuestos a intentar nada nuevo. Y cuanto más grande la organización, más difícil es el tema. Se da esta situación porque muchas innovaciones, por su propia naturaleza, son disruptivas. Si se introduce una tecnología, al resto de la organización le puede resultar tan disruptiva que intentan ahogarla. Las claves del éxito en este caso son el liderazgo comprometido y la voluntad de cambio.
P: ¿Por qué debemos innovar? ¿Y cómo le dará la innovación la ventaja competitiva a Australia?
R: La minería es mucho más que la excavación. Todo lo que usamos en la sociedad a día de hoy o se excava o se cosecha de la tierra. El primer paso de la minería es el de encontrar e identificar los recursos, y luego extraerlos. Pero supone muchísimo más: todos los procesos de refinación aguas abajo, esenciales para producir los materiales que luego se usan en la fabricación.
Desde mi punto de vista, Australia está casi volviendo a convertirse en una cantera. Pero somos muchísimo más. Tenemos una fuerza laboral muy cualificada y recursos increíbles. Deberíamos estar haciendo mucho más, en particular en las labores de beneficio aguas abajo y en la fabricación. La minería comienza el proceso, y está en nosotros continuarlo.
P: Este aspecto de fabricación aguas abajo traspasa sectores. ¿Qué debe hacer el sector minero para estimular la conversación relativa a la relocalización y la innovación en la cadena de suministro?
R: Tenemos una oportunidad única para reconstruir la soberanía en el ámbito de la capacidad de fabricación en Australia. Leí en algún lado que exportamos 100 millones de dólares de litio, que se convierten en 70 mil millones de dólares en baterías en otro lugar. Tenemos la capacidad y tenemos los recursos. Lo único que nos detiene, realmente, es el acceso y coste de la energía. Si bien es importante que consideremos la energía verde, también debemos ser realistas y presentar planes creíbles para realizar los cambios de forma respetuosa con los hidrocarburos.
P: Si no existiera ningún tipo de limitación, ¿cuál sería la innovación de modelo de gestión empresarial más radical que se le ocurre para transformar completamente el sector?
R: Si puedo ser menos radical, creo que el sector debe dar muchos pasos desde su lugar actual, incluso en el entorno de la información sobre nuestros resultados. Si piensan en la transformación digital y en cómo le sirve al sector; hace que los datos se puedan recuperar y auditar, y presentar de forma contextual. A partir de eso se puede hacer mucho y se pueden mejorar los procesos y los resultados. No creo que tengamos que ser demasiado radicales; simplemente debemos adoptar la tecnología que ya ha sido probada en todo el mundo y empezar a aplicarla. Hasta llegar a ese punto, no podemos cumplir con los criterios ASG o la producción sostenible, y nunca llegaremos a producir el volumen de níquel que necesitamos para tener baterías que nos permitan la carboneutralidad antes del 2050.
P: Más allá de la fabricación que se propone actualmente, ¿qué elemento tecnológico o de innovación en particular podría garantizar que Australia se beneficie de los recursos para siempre?
R: Pensemos en esto: si extraen mena de magnesio, vale $60 la tonelada. Si la transforman en magnesia pura utilizando energía, son $300 la tonelada. Si se convierte en magnesia quemada, son $600 la tonelada por la misma parcela. Y si se purifica lo suficiente para que la utilice la industria cosmética, ya son $6 000 por tonelada.
Tal como ilustra este ejemplo, para maximizar el valor de los recursos finitos debemos transformarlos en materiales del mayor valor posible, que a la vez se utilizan con otro fin, en vez de exportarlos a bajo precio. Ganamos muchísimo si emprendemos el beneficio de los minerales nosotros mismos.
P: La finalidad de la mayoría de las normativas en materia de recursos minerales es optimizar el recurso para el uso de las personas. ¿Son las personas lo suficientemente exigentes en cuanto a cuál es ese uso óptimo?
R: La sociedad no tiene claro de dónde provienen las cosas, y seguramente ese sea nuestro mayor obstáculo. La gente no se da cuenta que la industria minera les proporciona el vaso con el cual beben su jugo de naranja, que fabrica el cuchillo que usan para cortar, y todos los elementos de los circuitos que se aplican en la vida cotidiana. Y como no entienden lo suficiente sobre el origen de las cosas, no exigen más. Ahora mismo, todo el mundo exige la descarbonización, pero en Nueva Gales del Sur toda nuestra electricidad viene del carbón. Si apagáramos las centrales eléctricas de carbón, sería un desastre absoluto. En cambio, debemos preguntarnos cómo reducir esa dependencia de manera sensata y ordenada.
P: Hace años, el sector minero era muy respetado, pero nos hemos quedado muy atrás en las últimas décadas. ¿Qué opina sobre la aplicación del pensamiento innovador para volver a encauzar el rumbo con la población?
R: Comunicar que el trabajar en el sector minero es aún más genial que trabajar en Google o Apple está en nuestras propias manos. Desde el punto de vista tecnológico, estamos en la vanguardia. Una vez nos transformemos digitalmente, los datos serán accesibles a todo el mundo, lo que resuelve los problemas de gobernanza y nos ayuda a demostrar nuestro desempeño. Además, estas herramientas son muy divertidas para las mentes analíticas.
Sin embargo, con demasiada frecuencia, vemos a graduados de ingeniería que empiezan a trabajar y tienen que generar informes en Excel —sin contar con ningún marco de gobernanza ni con apoyo si ven que las cifras se manipulan. Y piensan: «¿Qué es esto? Estoy administrando Excel. Yo no elegí esto». Y perdemos a esas personas. Al transformarnos digitalmente, podremos retener a esta gente y ver realizadas ganancias en los ámbitos de la gobernanza, la productividad y la sostenibilidad.
P: Cuando hablamos del entorno ASG, nos encontramos en un lugar parecido al que ocupábamos hace veinte años en el ámbito de seguridad y salud. ¿Cómo podemos aplicar la innovación para lograr, con los criterios ASG, lo que logramos con la seguridad y salud?
R: R: Es fácil vender el tema de seguridad y salud. Todos queremos que todas las personas estén bien. No queremos que haya lesiones ni fallecimientos. No forman parte de nuestros valores, así que es fácil colaborar en este tema. Pero cuando hablamos de la transparencia de los datos y de la gobernanza, las cosas son un poco más complicadas. Este entorno no siempre nos trae buenas noticias. A veces, al implantar estos sistemas, se destapan cosas que no estaban bien. Y lo primero que hace la gente es empezar a echarse la culpa entre sí. Es por eso que la transparencia no es un concepto muy popular. Creo que la mayoría de las personas se conforman con un ochenta por ciento de transparencia, no con la transparencia completa. El problema es que no podemos lograr ninguna de esas otras cosas si no colaboramos hasta lograr la transparencia real de los datos.
P: Lo digital es parte de la transformación, pero también hay transformación que compete al hardware tecnológico. ¿Cómo probamos, evaluamos y reducimos los riesgos financieros, de seguridad y legislativos que son parte implícita de intentar ese cambio?
R: R: Nuestro sector debe lograr la transformación digital a corto plazo para lograr resultados en el entorno ASG y el valor continuo de la industria. Estos elementos deben llevarse a cabo para que podamos atraer gente y dar credibilidad al sector, y desafiar el orden establecido depende de cada persona en esta habitación y en el sector. La implantación de la transformación digital y de los equipos de tecnología no es siempre un riesgo. A menudo, la tecnología existe y ha sido probada en otro lugar. Así que es importante mantener una actitud de apertura al cambio.
Paramás información consulte «¿Qué significa realmente la transformación digital? Sesión de preguntas y respuestas con John Vagenas»